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Un inventor español

En el podcast para aprender y practicar español, hoy hablamos de un inventor español que seguro que no conoces, muchos españoles tampoco conocen su historia porque está rodeada de misterio.

Se trata de Arturo Estévez Varela, el inventor del motor de agua. El nivel recomendado para este episodio es a partir de avanzado (B2-C1)

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Un inventor español

Comprensión auditiva

 

TRANSCRIPCIÓN «UN INVENTOR ESPAÑOL»

«Hola a todos, ¿qué tal va la semana? En el podcast de hoy vamos a ver una historia emocionante e inquietante al mismo tiempo, la del inventor español Arturo Estévez Varela.

Este ingeniero extremeño del Valle de la Serena, desarrolló en los años sesenta un invento que causó sensación en toda España.

Fabricó, nada más y nada menos que un motor que funcionaba con agua. Sí, sí, has oido bien ¡con agua!

En los años 70 se produjo la primera crisis del petróleo a nivel internacional, y los países no productores de ese combustible como España sufrieron las peores consecuencias.

Por eso, debido a esa escasez de petróleo surgieron muchas ideas para reducir su consumo, ya que su precio estaba por las nubes.

Arturo Estévez Varela inventó un motor que funcionaba con agua y un mineral secreto, pues nunca desveló el nombre, que al hacer combustión conseguía mover los vehículos.

El inventor hizo numerosas demostraciones por toda España, las presentaciones eran como un show.

Arturo cogía un vaso con agua y bebía un poco, el resto del agua lo echaba en el motor y para sorpresa de los espectadores, la moto arrancaba.

También participó en todos los medios de comunicación mostrando el invento ante un notario, que atestiguó que, efectivamente, la mezcla que había creado Arturo servía como combustible.

Lo cierto es que lo que hizo Arturo fue el primer paso en la tecnología con hidrógeno.

El mecanismo producía hidrógeno para alimentar el motor gracias a un proceso químico entre el agua y el mineral, que estudios posteriores deducen que podría ser boro.

Por esto, varios analistas creen que Estévez fue un adelantado a su época al construir un rudimentario motor de hidrógeno que erróneamente tituló “de agua”.

El inventor español patentó su nuevo motor y decidió ceder la patente al estado español para que todos los ciudadanos se pudieran beneficiar de su invento.

Sin embargo, ahí empieza lo inexplicable, ya que el gobierno franquista nunca quiso comercializarlo.

De hecho, en la oficina de Patentes y Marcas del Ministerio del Interior español no se encuentra la documentación de este registro ni existe referencia alguna.

Los papeles con toda la explicación de la construcción y funcionamiento de su motor de agua habían desaparecido misteriosamente.

Lo más extraño es que después de ceder la patente no se supo más sobre el inventor Arturo Estévez.

Su hijo aseguró hace unos años en Televisión Española que su padre vivió tranquilamente en Sevilla hasta su muerte.

La historia continúa…

A partir de ahí hay muchas explicaciones sobre lo que pudo pasar y de por qué el gobierno español ocultó ese nuevo invento tan revolucionario.

Por un lado, se piensa que esa tecnología no era rentable, no compensaba lo costoso de su fabricación.

El mineral que se mezclaba con el agua, el boro, era muy caro y su reciclado consumía mucha energía. Así que el invento resultaba inviable en términos económicos.

Por otro lado, hay mucha gente que piensa que detrás de todo hay una verdadera conspiración.

Se piensa que la industria del petróleo pudo presionar al gobierno franquista para que destruyera todo lo relacionado con el «motor de agua» y que condenara al ridículo científico al inventor.

Como Arturo, varias personas han tratado a lo largo de la historia de promover y vender motores ecológicos sin éxito alguno.

Algunos inventores que sufrieron las consecuencias de sus creaciones ecológicas fueron:

Daniel Dingel, un filipino condenado en 2008 a veinte años de cárcel por hacer funcionar su automóvil con agua.

Paul Pantone, encerrado en un psiquiátrico tras la fabricación de otro propulsor similar; o Stanley Meyer que, según los rumores, fue envenenado tras conducir su coche con agua.

En la actualidad, se sigue trabajando en conseguir motores de hidrógeno rentables.

De hecho, de forma experimental ya funcionan autobuses con hidrógeno y pilas de combustible en algunas de las grandes ciudades europeas.

Quizá no nos quede mucho para ver la perfecta integración de esos combustibles alternativos en nuestra sociedad, de momento son algo minoritario y todavía están en proceso de desarrollo.

También sería genial que hoy en día el gobierno español desclasificara los documentos de Arturo Estévez para ver de qué se trataba el invento y descartar las conjeturas.«

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